Mientras que en los pueblos la gente se resignaba a creer lo que conocía, y esa creencia era tutelada por la iglesia garantizando su resignación a la vida que les "había tocado vivir" en otros lugares, como en Eibar, las nuevas ideas, el nuevo pensamiento, fruto de la Revolución Industrial, del Movimiento Obrero, de las obras de Marx y Engles, se iban haciendo fuertes en la población que miraba, sin complejos, a Europa y al desarrollo integral y digno como seres humanos. La lucha por las 8 horas laborales, por una educación universal, por una sanidad pública de calidad, se hacían sitio en las asambleas de organizaciones como el Sindicato de Pistoleros de Eibar o del Partido Socialista. Nuevas formas de enseñar y aprender, como la Escuela de Armería, desarrollos en medicina preventiva y de prevención e higiene, movimientos culturales donde la música y las artes eran el centro de la actividad. Figuras como las de Marcelino Bascarán o Aquilíno Amuátegui que desarrollaban la oratoria pública en euskera o Toribio Echevarría quien daba una nueva dimensión a la literatura en euskera. Una avalancha de prendimiento e iniciativa que no dejaba un rincón de la entonces Villa Armera libre de actividad. Una actividad frenética de progreso industrial, económico y social que culmino aquel 14 de abril de 1931 en la proclamación de la II República que abrió puertas y ventanas de un país y de una sociedad a los derecho humanas, la libertad y la dignidad.
Guernica 1913 también se representará el viernes 29 de enero en Sestao, en la Escuela de Música, cualquiera de estas dos oportunidades es ideal para verla y sentir esta historia de primera mano.
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